Querida Poesía
Conversación con Adri Fauro sobre la poesía, las ciudades y lo periférico
Querida Poesía:
Te escribo para contarte que te quiero mucho
Fernanda Laguna
El viernes 21 de marzo fue el día de la Poesía y días antes yo, que soy un culo inquieto y un poco bocachancla, puse en redes la siguiente afirmación:
A raíz de esto, Adri Fauro me habló y me dijo algo así como: “Oye muy chulo esto que has dicho, pero se podría desarrollar. ¿Escribimos algo?”. Y yo le respondí algo así como: “Del tirón”. Esta newsletter es una transcripción real de nuestra conversación, marcando las intervenciones de cada uno. Ojalá os guste <3
Adri dice:
¡Hola Paula!
Esto es un poco como una peli mala de las que una máquina cobra inteligencia y de golpe habla con el humano que tiene enfrente (vengo de leer a Stephen King, perdón).
Me gusta mucho la idea de la poesía como un fin en sí mismo, aunque yo siempre digo que la poesía es insuficiente porque está hecha de palabras, que son insuficientes. Lo que pretendo decir con eso es que no todo puede leerse como un elemento metafísico o ancestral, que lo que hace la poesía o la escritura especial es el hecho de ser tan cercano y sencillo. La poesía, si se ve y hace como algo más dentro de las muchas cosas que nos permiten decir cosas que suelen ser difíciles de decir, es más que suficiente.
Luego quiero discutirte que no sea periférica. Lo es, pero eso también es lo que la hace única. Cuando algo es marginal pero existe en un mundo en el que todo es marginal salvo el centro, como pasa con las ciudades, lo marginal es mayoritario. La poesía está en todas las obras y las disciplinas porque no es un género, es una forma de crear.
De momento hasta aquí, no quiero venirme arriba. Vamos hablando por aquí y mensajes y vemos qué queremos hacer.
Un abrazo enorme.
Paula dice:
¡Hola Adri!
Me gusta mucho este formato, me siento como en las pelis de los 2000, cuando Internet estaba empezando y todo era inocente, que la gente hablaba por chats y foros con una calma que ahora nos falta (me hago vieja).
Estoy muy de acuerdo con la idea de que la poesía es insuficiente (todo el lenguaje lo es). Cuando estoy escribiendo, la mayor parte del tiempo me quedo mirando fijamente la pared o el cursor del documento, esperando que venga justo esa palabra que me hace falta. Otras veces es al contrario: me vienen las imágenes en momentos que no me convienen nada, y o bien paro todo lo que estoy haciendo para hacerles caso; o bien no puedo atenderlas y las pierdo para siempre. En cualquier caso, es precisamente ese error, esa insuficiencia, la que me hace seguir escribiendo. Escarbar en la posibilidad nunca exacta de, como tú dices, “decir cosas que suelen ser difíciles de decir”. No sé si a ti te pasa igual, pero yo creo que ese punto siempre al borde del fracaso es lo más divertido de la escritura.
Con respecto a la marginalidad de la poesía, si la concebimos como tradicionalmente se ha dividido a los géneros literarios, desde luego, junto al teatro, no tiene demasiada cabida a nivel comercial (aunque sí creo que asistimos últimamente a un repunte). Pero, sinceramente, ¿a quién le importa a estas alturas la división tradicional de los géneros literarios? Solo a quienes les interesa seguir poniendo a la poesía en un pedestal sagrado para que no la toque nadie. Y menudo aburrimiento es esto, ¿no? Y menuda horterada también. Cuando el otro día publiqué aquella nota en Substrack me refería precisamente a esto: me molesta cuando la gente concibe la poesía solo como una práctica que da pie a algo más grande, que suele ser la novela; en lugar de verla precisamente como un discurso total e integrador de otros discursos. Para mí lo poético no es únicamente un tipo de escritura, sino un tipo de pensamiento: hay gente que conozco que no escribe poesía y tiene una imaginación plenamente poética, una visión de la realidad que busca siempre las dobleces y los ocultamientos. Y es justo como tú dices: “la poesía es una forma de crear”; o como diría María Zambrano: “existen otras formas de contacto, otras relaciones que no son conocimiento intelectual ni quizá puedan serlo nunca”.
No sé, estas son algunas de mis intuiciones. ¿Qué piensas tú? Me gustaría que desarrollaras un poco la comparación poesía-ciudades no centralistas. ¡Me interesa mucho!
Abrazos <3
Adri dice:
Paula, estoy de acuerdo contigo en todo, eso lo primero. Por lo que creo que desde el principio esto va a ser un aplauso constante a lo que escribas, no hay mucho lugar a confrontar ni aunque supusiera constructivo. En un videoclip de pop de MTV sería la escena del estribillo todo el rato.
Me divierte pensar en el fracaso del que hablas como única herramienta. Alda Merini dice algo así como que la obsesión por la palabra es el camino “del poeta”. Creo que la obsesión por la palabra, que viene de esa insuficiencia (jamás ineficiencia), nos lleva a la idea de fracaso como algo bueno.
Desarrollando la idea de modelo de poesía y ciudades, tengo una idea (que desarrollaré cuando pueda y está relacionada con la muerte de la poesía) que me tiene obsesionado: la ciudad es marginal en casi su totalidad, salvo por el centro de las mismas, o incluso las ciudades de provincia son todo marginal y solamente las céntricas o grandes absorben la atención y actividad. Esto en términos literarios sería poesía contra narrativa a nivel mercado o poesía contra Poesía a nivel académico. Un poco la poesía canónica contra la postpoesía de Fernández Mallo, pero con una poesía menos loca que la que él imagina, un paso previo.
No suelo citar mucho si no es leyendo cosas, pero me viene a la cabeza siempre con esta idea, Tuti Curani: “entonces/al final/mejor/escribo un poema”. La irrelevancia, la tranquilidad de no cumplir expectativas y esa idea de poeta de provincias, que lo “inventó” creo un escritor latinoamericano que ahora no recuerdo, forman parte de esa obsesión y ese fracaso del que hablamos. De hecho, Mariano Blatt tiene un poema que habla de esto, o eso quiero leer yo. Se puede estar en los sitios sin ir a ellos, porque participar de esa centralidad nos lleva a alimentar el funcionamiento que coloca a la poesía como el principio de algo más grande en lugar de una cosa en sí misma.
No sé si me he explicado, pero espero que me entiendas.
¡Un abrazo!
Paula dice:
¡Hola de nuevo!
Me gusta mucho eso que dices de que en las ciudades todo es margen. Siendo yo una niña de provincias total (me apropié de este término de Blanca Andreu, me lo puse de biografía de mis redes y ahora todo el mundo piensa que es mío) que encima se ha hecho poeta (con minúsculas) supongo que he cavado mi propia tumba en ciertos aspectos. Y no me quejo, la verdad, estoy más tranquila. Como dijo Clarice Lispector: “solo encuentro la tranquilidad tras mucho esfuerzo”. Mi esfuerzo continuo es no salir corriendo hacia núcleos más grandes que prometen según qué cosas. Está muy bien hacer acercamientos a estos entornos, pero siempre me encuentro con mi cuerpo tirando de vuelta a espacios más pequeños. Lo mismo me pasa con la poesía: escribo un cuento por ahí, un articulito por allá, empiezo algo narrativo que luego se queda colgado en el fondo de mi ordenador. Son prácticas que disfruto, igual que disfruto cogiendo un tren a Madrid para echar el finde, pero siempre estoy deseando volver a Andalucía. Siempre estoy deseando volver al lenguaje poético.
No sé, estas son un poco mis intuiciones acerca de este tema. Al final lo que creo que pasa es que soy muy miedosa y todo lo muy grande y muy importante me hace temblar. Me quedo más cómoda en mi ciudad provinciana y mi discurso al que no le hacen mucho caso los grandes medios, aunque eso a veces me juegue en contra.
Abrazos <3
Estas son algunas de las cosas que nos dijimos. También hablamos de nuestros gatos, que son los dos negros, pero eso no se quedó registrado por desviarse mucho del tema de la poesía (o no). Gracias a Adri por querer hablar conmigo y por sus ideas, que me abrieron un hilo del que me encató tirar.
Y gracias por leer <3
¡Muy bueno! 🍃